- Por un lado estarían los autores que se identifican con el régimen franquista. Ofrecen una visión idealizada y heroica de la vida que no se corresponde con la realidad de España en esos años. Defienden además los valores del régimen: familia patriarcal y moral católica. Practican una poesía que Dámaso Alonso catalogó de arraigada.
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- Mientras que el otro grupo, no se identifican con la nueva España resultado de la guerra y ven en el ser humano las consecuencias de la barbarie, la destrucción y el reflejo del dolor existencial. Estos representan la nueva poesía desarraigada.
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1.1. Rasgos de la poesía arraigada y desarraigada
A) Poesía arraigada
Representada por un grupo de autores que ofrecen una visión idealizada y entusiasta del mundo. La poesía no refleja la verdadera situación de España tras la guerra, sino que busca la evasión refugiándose en temas como el amor, la belleza de Dios y la creación. Defienden, en definitiva, los valores del bando franquista.
Se agruparon en torno a dos revistas, Escorial (1940) y mas tarde nacerá la revista Garcilaso. Precisamente por esta revista también fueron llamados garcilasistas, no fue solo un nombre. Practicar poesía garcilasista suponía una vuelta a la lírica de Garcilaso y otros poetas de la tradición renacentista.
Los rasgos formales de esta poesía son:
- Las formas estróficas preferidas son las clásicas: sonetos, tercetos,…
- Los temas principales son los clásicos de la poesía de todos los tiempos: el amor, el paisaje, las cosas bellas, etc.
- El tema de Dios como protector del hombre y fuente de la perfección y el orden del mundo.
- Ausencia de compromiso y distanciamiento de la realidad.
Destacan autores (que luego la mayoría de ellos sufrirá un desengaño de ese mundo idealizado), como Dionisio Ridruejo, Luis García Nieto, Leopoldo Panero o Luis Rosales. Éste último será muy influyente, e iniciará el giro posterior de estos poetas hacia una poética más existencialista, con su obra La casa encendida.
MEMORIA
Y resbaló el amor estremecido
por las mudas orillas de tu ausencia.
La noche se hizo cuerpo de tu esencia
y el campo abierto se plegó vencido.
Un ayer de tus labios en mi oído,
una huella sonora, una cadencia,
hizo flor de latidos tu presencia
en el último borde del olvido.
Viniste sobre un aire de amapolas.
Como suspiros estallando rojos,
bajo el ardor de las estrellas plenas,
los labios avanzaron como olas.
Y sumiso en el sueño de tus ojos
murió el dolor en las floridas venas.
Dionisio Ridruejo
B) Poesía desarraigada
Esta corriente representa el primer movimiento de renovación estética después de la Guerra Civil. Contrariamente a los anteriores, para estos poetas el mundo es un caos y una angustia. Dámaso Alonso (poeta de la Generación del 27), con su libro Hijos de la ira (1944) será quien marque la línea de esta escuela, secundado por otro poeta del 27, Vicente Aleixandre con su obra Sombra del paraíso (1944).
Los poetas “desarraigados” se agruparon principalmente en la revista Espadaña, fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora.
Los rasgos de esta poesía son:
Estilísticamente, es una poesía menos clasicista que la anterior, con un lenguaje más directo y sencillo, donde no importa tanto la estructura del poema como el contenido. Sin embargo, esta sencillez formal es sólo aparente. En la métrica, emplean el verso libre, pero también el soneto que predomina en la mayoría de las composiciones y otras estrofas populares.
Destacan autores como: Dámaso Alonso, Carlos Bousoño, José Luis Hidalgo, Leopoldo de Luis, Vicente Gaos, Gabriel Celaya, José Hierro o Blas de Otero. La poesía de la mayoría de ellos evolucionará después hacia la poesía social.
Insomnio
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo[35] en este
y paso largas horas oyendo gemir[38] al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre[39]
caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el
mundo.
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales[42] de tus noches?
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